La Política Exterior Feminista: una fotografía más de la diplomacia mexicana

Por: Brenda Mireles Juárez

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En septiembre de 2019, el Canciller mexicano Marcelo Ebrard anunció ante la Asamblea General de Naciones Unidas en su 74º periodo de sesiones la adopción de una Política Exterior Feminista (PEF). Fue difícil identificar la coherencia entre el anuncio de la cancillería mexicana y la situación interna del país ante las problemáticas que han resaltado incansablemente los movimientos feministas.

El anuncio llega en un momento en el que resaltaron las historias de incapacidad de las autoridades mexicanas de proveer seguridad a las mujeres mexicanas, acompañada de 11 mujeres asesinadas al día, (García, C, Jiménez, H., 2020) y experiencias mediáticas que revictimizaron una y otra vez a las que ya no están.

Pasó casi un semestre para que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) definiera el contenido de la PEF. En la Reunión Anual de Embajadores y Cónsules realizada en enero de 2020, se definieron los siguientes ejes como parte de la PEF que adoptaría México en adelante:

“1. Política exterior con perspectiva de género y agenda feminista exterior plus;
2. Una SRE paritaria;
3. Una SRE libre de violencia y segura para todas;
4. La igualdad se ve;
5. La SRE es feminista interseccional.” (Secretaría de Relaciones Exteriores, 2020)

Si bien, los ejes anteriores cuentan con diversos elementos de la perspectiva de género como la lucha contra la violencia de género, la paridad e igualdad de género y la interseccionalidad, pareciera que la PEF se concentraría en los muros de la SRE en concordancia con la transversalización de la equidad de género a nivel institucional en México. La pregunta es, ¿de dónde surge la necesidad de nombrar a México un país de política exterior feminista? cuando ha sido el mismo canciller quien desaprobó las manifestaciones feministas en el hemicilo a Juárez sin antes preguntarse la razón.

La política exterior, articulada a partir del interés nacional, debe ser formulada en concordancia con las capacidades y necesidades del país. En ese sentido, es importante cuestionarse si, realmente, la PEF responde a un interés nacional que incluye como prioridad a la seguridad de las mujeres mexicanas. O bien, si por el contrario, se trata de la más reciente fotografía de la diplomacia mexicana, caracterizada por ser “el candil de la calle” al convertirse en el primer país de América Latina en adoptar esta política abiertamente.

Siguiendo el ejemplo de Suecia, Noruega, Australia, Reino Unido y Canadá, México enarbola una PEF apegada a la Agenda de las Mujeres en Paz y Seguridad (Women in Peace and Security) WPS por sus siglas en inglés, en los límites de la Organización de Naciones Unidas. Principalmente, esta agenda le apuesta a la participación y representación de las mujeres en los procesos de paz como las negociaciones y las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMPs) y se enmarca en la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad del año 2000.

Estos objetivos sirven a la satisfacción de un interés nacional relacionado con el discurso de la Responsabilidad de Proteger, o más bien intervenir, en países en situación de conflicto o inestabilidad política. La estrategia fue tan funcional, que México resultó electo miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el periodo 2021–2022 con 187 arrasadores votos este junio.

La transversalización de la perspectiva de género abre el camino para que cada vez más mujeres ocupen espacios de toma de decisiones, por lo que será satisfactorio ver próximamente a más mujeres preparadas y comprometidas en los mandos medios y superiores de la cancillería. Especialmente, cuando han sido solo tres mujeres en la historia mexicana que han encabezado la institución y aún son una minoría en el cuerpo diplomático.

Sin embargo, la tendencia de los países que han adoptado la PEF en el discurso no precisamente cuestiona las estructuras patriarcales institucionales ni la visión -masculinizada- de paz y seguridad (Aggestam, K., 2018, p. 28). Por el contrario, perpetúa algunos estereotipos como el aura maternal y pacífico que todas las mujeres deben tener, o la necesidad de una protección masculina y, en consecuencia, las relaciones de poder a partir del género.

Por lo tanto, una política exterior feminista no esencializaría la posición de las mujeres como creadoras de paz simplemente por ser mujeres, sino cuestionaría los diferentes contextos y necesidades de las mujeres en el mundo -sea en situación de conflicto o no- y abriría espacios para su intercambio y la crítica a los sistemas de mantenimiento de paz existentes (Ibid. p. 31).

Esta crítica demuestra una implementación inconsistente de la agenda WPS en las últimas dos décadas por el Consejo de Seguridad, la cual refleja un enfoque excluyente del análisis de género (NGO Working Group on WPS, 2020, p.3). Básicamente, en estos espacios, las violaciones de los derechos de las mujeres se han utilizado para ilustrar y sensibilizar la gravedad de situaciones de conflicto específicas, en lugar de promover el derecho de las mujeres a una participación igualitaria en todas las áreas de la toma de decisiones (Ibid. p.4).

En abril de 2020, el Instituto Matías Romero (IMR) brindó una conceptualización de la PEF al definirla como “un marco de política multidimensional que tiene como objetivo elevar las experiencias y la agencia de las mujeres y grupos marginados para examinar las fuerzas destructivas del patriarcado, el capitalismo, el racismo y el militarismo” (Instituto Matías Romero, 2020. pp. 10–11).

Esta definición debe ser considerada como brújula para quienes busquen asegurar la PEF mexicana, particularmente como una política que sirve y se complementa con el resto de las políticas estatales. Para ello, todas y todos los participantes en la formulación de la política exterior deben adoptar estos conceptos y el compromiso de priorizar las necesidades de los grupos marginados en los objetivos de la política exterior.

Ante la efervescencia de los movimientos feministas, el mundo ha mirado los problemas de género como algo urgente y complejo. Los gobiernos están en una fase de identificación de problemas puntuales a nivel institucional, y así es como están respondiendo: a partir de pronunciamientos, protocolos o políticas. De ahí que exista una unidad de género en la cancillería, o un protocolo de transversalización de la perspectiva de género en los proyectos de cooperación para el desarrollo. No obstante, el quehacer feminista va más allá de las herramientas metodológicas y conceptuales, “una política exterior con perspectiva de género es una herramienta, mientras que una política exterior feminista es una causa” (Telles, T. 2020).

Es importante reconocer el papel fundamental de los movimientos feministas y de mujeres en la identificación y visibilización de necesidades y contextos. En ese sentido, si nuestro país pretende enarbolar una PEF, la cercanía y comprensión de los movimientos feministas en México es clave para llevar al escenario internacional las necesidades de las poblaciones mexicanas y atenderlas desde la política exterior.

Y no es que la PEF mexicana tenga que encuadrarse en la SRE como institución, sino que puede utilizar elementos para contribuir a la satisfacción de una necesidad poblacional como lo es la seguridad para las mujeres en un sentido amplio. Por ejemplo, la cooperación internacional para el desarrollo como principio de política exterior puede ser una vía muy práctica e incluyente para acercar soluciones horizontales a las problemáticas de género.

En conclusión, las políticas no pueden continuar excluyendo del proceso de formulación a aquellas poblaciones a las que van dirigidas, legitimando intereses únicamente políticos. Si bien el gobierno actual apuesta tanto por mirar hacia lo local, la PEF carece totalmente de un acercamiento con el movimiento feminista mexicano en su complejidad. Esto denota la falta de comprensión total de la gravedad de la violencia de género en México y el mundo. Ante ello, el feminismo seguirá cuestionando, criticando y rechazando toda compra política del movimiento que no atienda la complejidad de los contextos tan desiguales a los que las mujeres se enfrentan.

Fuentes:

Aggestam, K. (2019), “Theorising Feminist Foreign Policy”. International Relations, vol 33, núm. 1, 2018, pp. 23–39. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0047117818811892.

García, C, Jiménez, H., (2020), Hay entre 10 y 11 feminicidios cada 24 horas en México pese a contingencia, El Universal, Disponible en: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/hay-entre-10-y-11-feminicidios-cada-24-horas-en-mexico-pese-contingencia#:~:text=La%20cifra%20de%20feminicidios%20cometidos,de%20violencia%20registradas%20en%20M%C3%A9xico.

Instituto Matías Romero, (2019), “Conceptualizando la política exterior feminista: apuntes para México”, Nota de análisis 06, pp. 20. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/545369/Nota_6-Poli_tica_exterior_feminista.pdf.

NGO Working Group on Women Peace and Security, (2020), “Hoja de ruta de la sociedad civil sobre mujeres, paz y seguridad”, pp. 29. Disponible en: https://www.womenpeacesecurity.org/wp-content/uploads/2020-Civil-Society-Roadmap.pdf.

Secretaría de Relaciones Exteriores, (2020), México anuncia la adopción de su Política Exterior Feminista, Comunicado №015. Disponible en: https://www.gob.mx/sre/prensa/mexico-anuncia-la-adopcion-de-su-politica-exterior-feminista?state=published#:~:text=La%20Pol%C3%ADtica%20Exterior%20Feminista%20de%20M%C3%A9xico%20est%C3%A1%20fundada%20en%20un,sociedad%20m%C3%A1s%20justa%20y%20pr%C3%B3spera.

Telles, T., (2020), “¿Una política exterior feminista mexicana?, Foreign Affairs Latinoamérica. Disponible en: http://revistafal.com/una-politica-exterior-feminista-mexicana/.

Brenda Mireles es egresada de Relaciones Internacionales en la FCPyS y cuenta con un Diplomado en Cooperación Internacional para el Desarrollo y sus instrumentos de gestión. Tiene experiencia profesional en la Embajada Británica, el Instituto Mora, GIZ México y actualmente es Asistente Proyecto para México y Centroamérica en la Confederación Alemana de Cooperativas (DGRV). Sus principales temas de interés son cooperación internacional para el desarrollo, infancias y género.

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